El propulsor Falcon 9 despegó hace siete años y, desde entonces, quedó flotando en el espacio. El lugar exacto en el que impactará el cohete sigue sin estar claro, pero los expertos calculan que podría estrellarse en marzo.
En febrero de 2015 la empresa SpaceX, del multimillonario Elon Musk, lanzó desde la Florida un cohete: el propulsor Falcon 9 como parte de una misión interplanetaria que buscaba enviar un satélite meteorológico espacial. (Lea: Las primeras fotos en el espacio de tercera misión tripulada de la NASA y SpaceX)
Luego de enviar el Deep Space Climate Observatory (DSCOVR) de la NOAA en su camino hacia el punto de Lagrange, quedó abandonada la segunda parte de este cohete. Desde entonces quedó flotando en el espacio.
Eric Berger, meteorólogo, señaló en Ars Technica que, para ese entonces, “el cohete estaba lo suficientemente alto como para no tener suficiente combustible para regresar a la atmósfera de la Tierra, pero también carecía de la energía para escapar de la gravedad del sistema Tierra-Luna”.
Ahora, siete años después este trozo de cohete podría chocar contra la Luna. Así lo advirtieron esta semana un grupo de expertos que se ha encargado de recalcular la trayectoria de esta estructura que quedó flotando en el espacio.
En enero, este objeto pasó bastante cerca de la Luna, lo que cambió su órbita, detalló Bill Gray, astrónomo y vocero del Proyecto Plutón, un software que permite calcular las trayectorias de asteroides y otros objetos, utilizado por programas de observación financiados por la NASA.
Una semana después, el experto pudo volver a observar los restos del cohete para percatarse de que se estrellarían contra la cara oculta de la Luna el 4 de marzo. Tras lanzar un llamado a la comunidad de astrónomos aficionados para que hicieran nuevas observaciones, los datos fueron confirmados.
La hora y el lugar precisos aún podrían cambiar por minutos y kilómetros, pero la colisión es segura. “He estado rastreando desechos espaciales como estos durante unos 15 años, y este es el primer impacto lunar no intencionado”, señaló en su blog.
El choque de este objeto de aproximadamente cuatro toneladas no será visible desde la Tierra cuando ocurra. Pero debería causar un cráter que sí podría ser observado por los científicos más tarde, en particular por las sondas LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) de la NASA o Indian Chandrayaan-2, aportando nuevas luces sobre la geología lunar.
Gray aseguró que en cuanto a si la colisión podría verse desde la Tierra, es probablemente pasará desapercibida. “La mayor parte de la luna está en el camino, e incluso si estuviera en el lado más cercano, el impacto ocurre un par de días después de la Luna Nueva”, apuntó.